domingo, 28 de junio de 2009

De por que me siento orgulloso de ser gay

He dicho Luis Contreras

A ver, esta pregunta interrumpe mis cuatro estaciones, pero creo que en cierto modo cuadra con la primavera, que es descubrimiento, autoconocimiento y sorpresa. Porque me siento orgulloso de ser gay? Son tantas cosas, pero si hubiera de resaltar una, diria que me siento como un explorador, siento como mi homosexualismo es una aventura constante, como cada paso que doy es una nueva aventura, siento que ser homosexual es estar siempre atado a la sorpresa de cada cosa, como si mi capacidad de sorprenderme fuera un recurso renovable. Le decia a mi mejor amiga hace poco que lamentaba haberla visto caer en el estereotipo de los heterosexuales, ella que siempre habia sido para mi el adalid de la renovacion y del autoconocimiento, sin embargo tarde o temprano habia terminado por recorrer el camino igual que todos los demas heterosexuales. Muchisimos años diatribamos sobre el hecho de no creer en el matrimonio, sobre no querer una vida como todas las que veiamos a nuestro alrededor, sobre el amor libre, sobre la pasion controlada solo por el deseo hacia una persona sin importar que esa pasion tuviese un nombre o el reconocimiento de la ley, de la sociedad o de la iglesia, sin embargo hace un año me anuncio que se casa, que sus sueños de vida se han resumido a compartir la vida con su novio, que quiere vivir con el, tener sus hijos, formar un hogar...bueno todas esas estupideces heterosuexuales. A lo que voy es que los heteros tienen todo muy facil, es facil levantar, es facil conocer gente nueva, aun cuando estan estereotipados todo para ellos encaja en un patron preestablecido, seas santa o perra, mujeriego o casto, siempre estas en un grupo muy definido, pero siempre caminas de la mano a la certeza del matrimonio, la union libre o la figura que mas te convenga para formalizar una union, como si el camino estuviera prediseñado.

Yo por mi parte puede decir que nadie ha escrito mi camino, puedo decir que ni mi padre ni mi madre me llevaron de la mano por la senda de la identidad sexual, puedo relatar el descubrimiento de mi homosexualidad como el primer explorador que se interno en el amazonas con nada mas que su corazon latiendo en el pecho sorprendiendose ante la maravilla que era cada nuevo paso, yo he tenido que descubrir mi camino solo, he tenido que andar, mirar, sufrir a solas o acompañado y decidir por mi mismo a donde quiero llegar, eso me enorgullece de mi homosexualismo, que es una aventura que se escribe minuto a minuto, que no se que va a pasar, que hoy me trae una alegria y mañana un desencanto, pero que no es la alegria y el desencanto que vienen prediseñados para los heterosexuales, sino la alegria que yo mismo construyo y el desencanto que me ayuda a construir una nueva alegria que no viene cubierta por el celofan de lo que se ve en las calles, que en resumidas cuentas, no es una alegria en serie.

Me gusta de mi homosexualismo que me abre los ojos, que me permite ver mas alla de lo que esta preestablecido, que al parecer el hecho de ser diferente, aun cuando yo no me sienta asi, me hace percibir el mundo de una forma distinta, quiza podria decirse que veo el mundo, que de ordinario es blanco y negro, con los colores del arco iris y eso es algo que nada ni nadie podria haberme dado si no hubiese tenido la fortuna de ser homosexual. HE DICHO!

viernes, 19 de junio de 2009

Las cuatro estaciones - Primavera

He dicho Luis Contreras

Hoy me ha tocado la inspiración de nuevo, llevo planeando con delicadeza y mucho detallismo esta nueva propuesta dividida en cuatro partes, he querido plasmar en ella mas emociones que historias, más bien son compendios de sensaciones expresadas con palabras que historias con un hilo conductor. He decidido unir los estados de ánimo y las personas que conozco con mis letras y de allí han nacido “Las Cuatro Estaciones”, sin más preámbulos, la estación en la que todo inicia:

Primavera

Al igual que sucede con las grandes cosas, la primera vez que te vi no eres nada del otro mundo, más bien alguien sin gracia y con muchas ínfulas, un exceso de autoconfianza rebosaba por tus ojos rasgados que te daban un toque casi artístico, como si hubieses salido de un cuadro de Grau. Se manifestaba tu seguridad extrema en una sonrisa que viniendo de alguien más habría podido tomarse como un gesto angelical, pero en tu cara adoptaba el rictus de un reto disimulado, como si tuvieras a la vez idea y figura, como si hicieras realidad en un solo gesto la antítesis viviente que solo Dalí pudo plasmar en sus cuadros, cosa que me hizo sentir inquieto pes su obra es para mí misterio y pasión. Poco sabía yo que el devenir de las cosas me permitiría descubrir en tu exterior gélido un suave pero envolvente calor humano. Ese primer día no cesaste de dejar en evidencia que te faltaba lo que a mí me sobraba, sin embargo no tenía la mas mínima intención de ser yo quien te mostrara que era o como podrías conseguirlo, afortunadamente pocas veces la diosa Fortuna tiene para nosotros preparado lo que deseamos, y al igual que en otras ocasiones fui yo el artífice de mi propio descalabro, pues tú te fijaste en mi seguridad que campeaba con la tuya y caíste rendido ante mi experiencia, y tácitamente me asignaste una tarea que no estaba seguro de poder cumplir, la tarea de descubrir tu humanidad oculta a la vista, puesta justo frente a mis ojos, en el mejor lugar para esconder las cosas pues es donde menos me fijo.



Nuestro segundo encuentro fue menos formal, sin las presiones de la profesión por delante, profesión que ambos compartimos pero yo ejerzo desde antes que tu, y por eso fue que me cediste espacio, por eso fue que sin decir una palabra admitiste mi superioridad en el único aspecto que podría yo ser superior a ti. Aquella vez algo del hielo que cubría tu exterior se fue derritiendo ante mis ojos y dejo a la luz una criatura sensible, con metas, ilusiones y deseos, entonces nació nuestro primer hilo de comunicación, y así como cuando una flor se abre dejando que sus pistilos tomen por primera vez el alimento que el sol trae para ellos, poco a poco fuimos hablando, escribiendo, intercambiando ideas, sueños y deseos. Pero no todo es alegría en un proceso de conocimiento mutuo, y así como Colon yendo tras las Indias hallo América, así como la primavera tiene días cálidos y fríos, llegamos al momento en que nos tocaba revivir nuestro gélido pasado, las sombras y las dudas aun empañaban nuestra vista, el frio del invierno no dejaba aun de calar lo más profundo de nuestras almas, pero la promesa del sol naciente y del calor que poco a poco crecía nos permitió sobrellevar esos días. No sé en qué momento paso, no sé cuando ese limpio hilo conductor de ideas y sensaciones empezó a convertirse en un vinculo, un vinculo humano que llevaba y traía emociones, sentimientos, anhelos y necesidades, no recuerdo bien en qué momento empecé a desear tu presencia y a anhelar tu compañía, no sé bien porque o como paso, pero paso, y de un momento a otro tus ojos rasgados dejaron de rebosar autoconfianza y se convirtieron en cascadas por donde brotaban por igual tus alegrías, tristezas y tus emociones, no podría decir en qué momento empecé a nadar en los manantiales de tus ideas, y empecé a sentirme parte del oasis sentimental que representabas para mi, pues con nada y con todo habías contribuido a mi felicidad. El calor de tu sonrisa sincera y el afecto que me profesabas era para mi suficiente, me bastabas tu, me bastaba tu presencia para sentirme cómodo, tranquilo y me conformaba con ello, pero luego, un día, en algún momento perdido en los recónditos lugares de mi memoria me dijiste que a mi lado te sentías seguro, que creías que le mundo era un lugar menos inhóspito cuando estabas conmigo, que te parecía que juntos podíamos hacerlo todo, eso me sorprendió, pero no más que el hecho de que tu confianza y seguridad desaparecieran y prácticamente lo balbucearas como si a media lengua intentaras hacerme entender lo que decías. Me quede mudo, no supe que decir y tras una vida de frases sobreentendidas y momentos claros, me encontré de nuevo en las orillas de un lago que me invitaba a internarme en sus aguas diáfanas y mansas, así que te dije la verdad, como siempre lo he hecho con todos, pues quizás mi mejor rasgo sea mi completa sinceridad, te dije que para mi tu presencia era un bálsamo que calmaba la angustia, que para mi eras un faro de alegría en medio de la ciudad fría y distante y que yo no solo pensaba que podríamos lograrlo todo juntos, sino que más aun podría poner el mundo a tus pies. Callamos ambos y no dijimos más.

Nuestra vida se fue trenzando mas y mas, y no resulto extraño cuando empezamos a pasar más tiempo juntos, no resulto incomprensible que fuéramos dos personas haciendo lo que más amábamos y compartiendo alegrías y tristezas, no resulto extraño que nuestros sentimientos se mezclaran indómitos y terminaran por convertirse en un manantial conjunto de emociones a punto de explotar. Y al igual que la primavera muestra su colorido en una explosión floral que tiñe el aire de fulgor y resplandores, por donde vuelan mariposas multicolor y cuyo aroma se convierte en la mejor de las fragancias para el alma, nuestros deseos explotaron en un único estallido de pasión cuando por primera vez nuestros cuerpos se tocaron, cuando por primera vez tuve tu cabeza en mi hombro y cuando sentí que al contacto de tu piel el horizonte se desdibujaba y era lo mismo para mí el mar y la montaña, que el Kilimanjaro y el Caribe se fundían en uno a pesar de sus miles de kilómetros de distancia, percibí instantáneamente los aromas de mi pasado mezclados en un único vapor que me envolvía convirtiéndose en bruma que pintaba la realidad de mágicos colores y cubría nuestro alrededor de nubes que desdibujaban en medio de un arcoíris de fulgor el presente, y aun cuando el presente es lo único que existe, el instante eterno que nos tocamos por primera vez nunca pasara del todo al pasado pues ha dejado una huella indeleble en mi vida y en mi alma. Y así tan fugaz como ocurrió, así mismo nos separamos, quedando ambos con la sensación de que no era necesario nada mas pues todo estaba contenido en la fuerza de su propia ocurrencia. La primavera continua su viaje y nosotros continuamos conociéndonos, continuamos nadando en los lagos que forman nuestros deseos, comemos a la sombra que proyectan las ideas que brotan de nuestras mentes solo por el hecho de estar juntos, y nos alimentamos tan solo de la posibilidad de que esto no sea una efímera estación sino el culmen de nuestros deseos y anhelos, pues no se necesita más para que la vida surja, solo un simple momento, un simple rayo de sol que pegue sobre la superficie adecuada, un trocito de hielo que cae de una rama sobre un pequeño montículo donde, al igual que nuestras emociones, duerme la semilla que dará a luz la primera flor de la primavera y dejara atrás el lóbrego frio del invierno.

PD: Cada estación tiene un nombre detrás de sí, cada historia nace de una persona y muere con ella, cada palabra dicha nace de la inspiración que esas personas han puesto en mi, y no necesariamente porque sean mis amigos o amantes, sino porque por un efímero momento me hicieron sentir, sentir lo que cada estación representa y poder traerles a ustedes el encanto de las cuatro estaciones, mil gracias por leer hasta aquí.